Feten "El Guardián"

martes, 13 de mayo de 2014

Esa mañana despertó otra vez en el comedor de la casa. Las ultimas dos semanas lo habían dejado dormir cerca del calefactor,era una forma de demostrarle cariño y atención.

A pesar de que el cuerpo le dolía y que al respirar sentía que un alfiletero repleto de agujas de las mas grandes se empecinaban en pincharle el cuerpo, él hizo su esfuerzo por recorrer la casa.
Todavía el resto de la familia no amanecía, por eso aprovecho y recorrió la cocina, las habitaciones, el living. En el camino se quedo mirando los portarretratos familiares.

Recordó la primera vez en la casa. El primer baño. Los primeros mimos y los juegos de la tarde en el campo del vecino. También pensó en todas aquellas veces en que lo habían perdonado a pesar de romper la maquina de coser de Inés, o la tarde que al saltar por la ventana  de la casa de la tía Rosa rompió el vidrio recién comprado. Pensó en sus años de juventud, en sus días de enamoramiento, de rebeldía, de peleas en patotas con los pibes del barrio. Tuvo deseos de vivir un tiempo más.

También pensó que el era un bendecido de la vida. Sus primeros años habían sido hostiles. A pesar de todo, hoy tenía el calor de una familia, compañeros de vida y un propósito: seguir protegiendo los bienes y la familia que le había dado todo.

Al mediodía sintió una leve mejoría, aunque lo poco que había almorzado fue devuelto en el mismo comedor de la casa. Pensó que le reprocharían por semejante asquerosidad pero a cambio recibió mimos de toda la familia.

En el pasillo de la casa dos personas susurraban, y él escucho su nombre.Todos estaban muy tristes, hacían esfuerzos por no demostrar sus penas. Mientras se hacían las cosas cotidianas de la casa, cada integrante pasaba a decirle algo, a abrazarlo o acariciarlo.
A él le incomodaba estar tirado todo el día sin hacer nada.
Por la tarde, el frio empezó a entrar a la casa, ya no sentía los pies, no tenía fuerzas para levantarse, intento comunicarse pero solo le salio cerrar los ojos.
Esa tarde Javito, se fue a trabajar sabiendo que al regreso no lo encontraría. Giuli lloró en el comedor un largo rato. Sole y Dani cavaron un pozo grande y profundo en el suelo arcilloso del patio. Después con ayuda de Inés arrastraron hasta el patio el cuerpo avejentado del guardián de la familia.

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