Eritrocitos

miércoles, 19 de mayo de 2010

Tantas cosas se dicen sobre donar sangre. Teniendo en casa una eminencia de la medicina toda mi corta vida me negué a escuchar cualquier charla referida a la sangre y sus derivados. Esto incluye relatos de accidentes, análisis, visitas al medico o a algún familiar internado, olores asépticos, películas de terror, en fin toda clase de elemento o ambiente que remita a la sangre, me provoca nerviosismo. Al punto de experimentar sensaciones propias de una psiquis atrofiada, transpiración en los pliegues de la piel, temblores, escalofríos, presión baja, fabulaciones, etc…
Cuando uno padece estas situaciones de estrés, lo que menos espera es encontrarse con un familiar enfermo que necesite de uno para mejorar su salud, porque de esa uno no se puede escapar. Es aceptar resignado el mandato de la vida y a esto se suma el ayuno de las horas posteriores, todo un purgatorio. Siempre con cordialidad porque se trata de un familiar querido que en algún momento devolverá el favor. Pero que pasa si no se quiere ir, no hay excusa válida que se acepte para tal situación.
“En la cancha se ven los pingos" decía mi abuela. Y cuando hay dolor no hay mejor cosa que un buen pinchado en el tuje para aliviarlo.
Se crea tanto alboroto por la sangre que cuando llega el momento de enfrentarse con ella todo sucede tan rápido y ya el alivio es la recompensa mas grata.
Hoy después de veintitrés años de vida descubrí mi grupo sanguíneo, por la mañana me enviaron desde mi trabajo al hospital a hacer una nota por la campaña “Donar sangre es regalar vida” mientras conversaba con mi entrevistada quien a demás de informarme sobre la actividad, se encargo de convencerme del beneficio de donar voluntariamente y sin tiempo para dubitar cazó una aguja y en milésimas de segundos la pincho sobre la mi yema de mi dedo.
ahhhhhh!!! Ya esta Usted es A+.

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¿¿Hija de Tuna??

miércoles, 12 de mayo de 2010

No se, de alguna parte la saque, tal vez lo escuche por ahí…
La dije una y mil veces, se hizo parte de mí, hasta al hartazgo. Pero me di cuenta que no significaba lo mismo y que necesitaba algo mas fuerte.
No era lo mismo tropezarse y golpearse el dedo gordo y gritar con todas las fuerzas, “Hija de Tuna” que decir hija de puta.
En fin H d T nace de un intento de puteada elegante, de esas que se te escapan frente a adultos conservadores y en las que omitís algunas consonantes o las remplazas para que no suene tan fuerte el insulto. ¿O no? Porque al fin y al cabo la intención de putear está. Se pronuncia con el mismo énfasis pero no llega a su máximo esplendor porque “de Tuna” no alcanza a reemplazar a la típica e inmaculada puteada argentina: “Hijo de Puta”.
Por alguna razón esta palabra me define y después de buscar y buscar descubro que su significado no esta tan lejos de mi realidad.
El origen de la palabra deviene de aquellos primeros estudiantes universitarios de España a los que los llamaban despectivamente “Tunos” o tunantes porque por las noches se dedicaban a hacer bochinche.
Otra acepción habla de “thune” lugares o refugios para mendigos en el sur de Francia.
En fin, en sus albores la palabra refería a los estudiantes universitarios, pobretones de escasos recursos y un tanto ruidosos, que solían juntarse a tocar en grupo, diversos instrumentos de cuerdas. Algo de lo dicho hasta el momento se relaciona muy directamente con mi persona.
“Estudiante”, “pobretona”, un tanto “ruidosa” sinónimos de cualquier estudiante….es decir una reverenda Hija de Tuna
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