Siempre me costo leer la cifras grandes en voz alta. De chica evite las lecciones de matemática por miedo a equivocarme y no poder leer los millones, miles y centésimas.
Hay personas que nacieron con una habilidad innata para las ciencias exacta, ese parece no ser mi caso. Reconozco que mi fuerte no esta en las matemáticas pero sin en las relaciones y en analizar los secretos de lo social.
Ahora bien para un “DURO” en matemáticas siempre hay un buen contador de dinero cerca que te salva las papas frente al vuelto del almacenero. Por suerte nací pobre y tal vez moriré pobre, condición que me permite manipular poco caudal de dinero y no derrochar mucho. Creo que la inversion mas grande de mi vida hasta ahora fue mi bicicleta, después de eso me costo muchísimo recomponer mi economía.
La semana pasada el chiquitín Juan Martín del Potro que de hecho me iguala en edad, estuvo de compras por su ciudad natal, Tandil, y no compro precisamente una bici. Su nueva adquisición se trata de un tramo de la calle “suiza” que une dos parcelas de tierra de su propiedad.
La operación financiera le costo cincuenta mil dólares y ahora la arteria ya no le pertenece a la localidad sino que lleva de nombre Del Potro.
Un espacio publico ahora de una estrella deportiva.
Pero esta no es la única situación, en todo caso es el menos preocupante, Ginobili jugador de básquet compro algunas hectáreas en la costa Este rionegrina para construir complejos hoteleros, Gabriel Batistuta es el mayor terrateniente Santafesino y nadie le dijo nada.
Si bien no esta mal comprar tierras, el problema surge cuando los adinerados de nuestro país y otros, adquieren deliberadamente sin ninguna restricción y de esta manera legal nuestro patrimonio nacional, no solo tierra sino también recursos naturales, flora, fauna, minerales, lagos, montañas, parques nacionales etc.
Con el cuento de los “espejitos de colores” cambiamos recursos naturales por unas cuantas chaucha y porotos y nos rendimos a los caprichitos de un “Riki Ricon” que un día se le antojo construir un aeropuerto en Sierra Grande para visitar su casa de fin de semana o frente a un Benetton que negocia con los gobiernos provinciales para adquirir nuevos latifundios, desalojando a nuestros pueblos originarios de sus lugares.
Y se me acalambraría la mano si quiera enumerar los cuantiosos ejemplos de políticas de entrega, de desmantelamiento y remate patrimonial, pero considero que no sirve de nada mirar que hace un rico con su dinero sino prestamos atención a lo que hacen nuestros políticos con las leyes protectoras de recursos naturales.
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